lunes, 28 de julio de 2008

Las Mujeres Antiguas

Las mujeres antiguas que asemejan
una película francesa de la nueva ola,
son exquisitas como las imágenes en blanco y negro
que perduran su color sin volcarse a volátiles incesantes.

Su mística perturba lo más imperturbable
como la encrespada cola de un cerdo sabor naranja,
como el eterno olor que vierte la vida en los libros viejos
ó más inclinado a la astrofísica calorífica,
convergiendo en lo más alto,
en una zona de amores
que irritan al mismo sonido del vidrio arañado.

Su beso de réplica de temblor
ó de meteoro que extingue los montes uranos
hace una mito especial de relato semibíblico,
que comienza por la parte de adelante
y culmina por sacarme de aquí.

A cuenta de perlas falsas
me declaro su consumidor rutinario,
y a veces para siempre.


César Palomares