martes, 29 de enero de 2008

Un día en otoño. (A Karina, mi vicio que adoro, la lluvia que deseo en días de primavera, la mujer que siempre recuerdo, mi "Un dia en otoño"

Un día en otoño prometo,
querida de mis pupilas,
ser un hombre angosto o tirado,
pero ser un hombre.

Viajar de aquí para tus dedos,
o a tus senos suaves de piel de infante,
llevarte allá de aquí por allí,
comunicarte al día lunes
o predicarte la mañana de cualquier año,
hacerte un croquis de la luna,
o mirarte a escondidas por la noche,

Prometo llegar y tumbarte con mi abrazo de aire,
llegar y vibrarte con un beso extraño,
de esos que se dan los extranjeros
cuando empieza la tormenta.

Acercarme sin rutinas de cobre u oro,
sencillas, dictadas de algún sitio de mi ego,
y compensar la madrugada perdida
entre un no me llores y un consuelo.

Te prometo, dulce caricia del fin del mundo,
que seremos los justos un día en otoño.

César Palomares

Irresistible.

Incomprensiblemente irresistible,
conjugando las miradas
que entran por las puertas
y van de aquí para mis ojos
y de mis ojos a nuestros labios.

Tus formas,
rodando suavemente
por las yemas de mis dedos,
como gotas de una fuente
de interminable gracia.

Irresistible como una caminata,
que sé yo, por tus ojos cafés
o tu rostro de agua íntima
o a paso de luna, no lo sé.

Es que tu brillo de estrella
de una ciudad sin luces
me mejora, me ata de ojos y de olores,
y entonces me pierdo ahí,
justo en el resuello de tu cuerpo
que nadie quiere escuchar,
sólo me atrevo yo.

Infinita, profunda, desnuda, apetecible,
Irresistible, y yo, mirándote.

César Palomares

Buen día y buena suerte.

Tu ausencia me reconforta como sábado y luna llena,
Como una de esas ocasiones en que Dios viene y derriba las sonrisas
Y las lustra y vuelve a instalarlas donde lo desea.
Eres sincera, honesta de las pestañas y de la planta de tus pies,
Linda en la noche o el miércoles a las ocho de la mañana,
Así eterna de los ojos y las pupilas cortas,
Esencial como cebolla para el que desea llorar
y no encuentra excusa mortal,
Simple como el aire que traspasa los huecos de tus cabellos cuando lo agitas,
Como si fuese un concurso de coqueteos,
Eres así, pero ahora de mis dedos
Que escriben pausadamente las letras que el destino impone,
Certeras, sencillas y así termina.
Buen día y buena suerte.

César Palomares

Morir en lunes.

Estratégicamente es grato para todos morir,
si te aman, lo harán más,
no lo sabrás, obvio, pero ya sólo pensarlo,
fascina a tus pensamientos.
No sería aconsejable morir un martes o viernes,
todos trabajan y el mundo les espera.
prohibido de martes a Viernes.
¿El sábado?
no sería viable,
pues quien carajos iría a verte con gusto:
caras largas, flores marchitas, por eso tampoco este día,
menos domingo,
pues su predecesor es el lunes,
el día en que nadie quiere ir a laborar
ya que la flojera es instantánea al contemplar este día.
Justamente por esto,
lo más conveniente para todos es morir en lunes,

servirá de excusa para faltar a sus deberes.

César Palomares