sábado, 20 de octubre de 2007

Kary y Cess

Cess solía mirar las estrellas desde niño, tenía un lugar especial para hacerlo, el cual estaba cerca del mar, donde las luces de la ciudad no ciegan con su resplandor; en ese sitio las estrellas parecían tan cercanas que cuando apuntaba a una de ellas, parecía como si una pequeña luz se postrara sobre la punta de su dedo. Cess llamaba a aquel lugar Kary, ya que era el nombre de un lugar muy parecido al descrito en un cuento que de niño solía leerle su madre. Y ahí pasaba cada noche, platicando su vida a las estrellas, creyendo que lo escuchaban

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En una madrugada después de despedirse de todos los astros se fue a dormir, mientras lo hacía, fue despertado por un gran estruendo y al ver por la ventana, pudo darse cuenta que había sucedido en el lugar donde pasaba cada noche. Salió de la cama a toda prisa, corrió tan rápido que no le causaban dolor las pequeñas piedras que se le incrustaban en los pies, después de un momento todo parecía ya en calma, pero su curiosidad no le dejó regresar a dormir; a punto de llegar al lugar escucho murmullos, algo parecido al llanto de una persona, miró de entre las rocas y pudo ver una silueta sentada sobre la arena que abrazaba sus piernas, se acerco y descubrió que era una niña que al instante dijo que venía de las estrellas y había caído en ese lugar.

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Cess estaba sorprendido por la belleza de aquella niña, se sentó a su lado y la cubrió con una hoja de shenmue. “No llores –dijo Cess- las lágrimas no te permitirán ver las estrellas”, ella volteo y lo miró, le agradeció la ayuda y le dijo –te conozco, hace tiempo que vienes y platicas con nosotras, tal vez no me recuerdes, todas somos tan parecidas.

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El muchacho estaba sorprendido, tanto que sólo atino a preguntarle su nombre; soy estrella y así me llaman –dijo ella– puedo llamarte Kary –dijo Cess- así llamo a éste pequeño lugar –le explicó, la estrella sonriendo asintió a la pregunta. Conversaron casi el resto de la noche pero cuando Kary sintió próximo el amanecer dijo: cuando la claridad del universo esté sobre el mar, desapareceré y regresaré de donde vine; pero te visitaré cada noche y platicaremos. Cuando los rayos del sol aparecieron, la estrella empezó a desvanecerse, no sin despedirse.A la noche siguiente se reencontraron y ella lo llevó a dar un paseo por el universo, montaron estrellas fugaces, y dieron vueltas sobre los anillos de un pequeño planeta, él también le mostraba su mundo. Cada encuentro estaba lleno de sorpresas, eran muy felices, así pasaron mucho tiempo.

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Hubo una noche en que Cess se durmió entre la arena y las hojas de shenmue esperando a la estrella y ésta no llegó; estuvo triste todo el día, pensando mil desgracias.Y no volvió a verla en muchas noches, así que decidió buscarla por el universo, no importándole el tiempo que le tomara.

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Salió en busca de Kary; cuando llegó con el Sol le pregunto: Señor Sol ¿ha visto a Kary? La he esperado por varios días; la he visto hace días jugando con las estrellas fugaces, montaba una y era feliz –dijo el Señor Sol- y Cess le agradeció la ayuda y continuó su búsqueda. Después vio pasar una de esas estrellas, miró hacía atrás y venían más, se lanzó sobre una y antes de llegar a la atmósfera de un pequeño planeta le pregunto: Estrella Fugaz, estoy buscando a Kary, hace muchos días que no la veo y me preguntaba si usted la ha visto, la Estrella Fugaz le dijo que hace poco la había visto cerca de la Luna.

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Saltó y siguió su camino, cuando llegó con la Luna estaba ya muy cansado, se sentó sobre ella y comenzó a llorar, Señora Luna ¿ha visto a Kary? –le preguntó llorando- me han dicho que pasó por aquí, si la ha visto dígame, hace muchos días que no la miro y por eso estoy muy triste, la Luna se conmovió pero no pudo ayudarlo, la ausencia de alguien te muestra cuán importante es, su presencia es preferible sobre los recuerdos, pero a falta de aquella, no olvides buscarla en tu corazón, le dijo la Luna notablemente triste.

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Regresó a su casa y se echó sobre su cama a llorar, cubrió todo su cuerpo con las sábanas y estuvo llorando toda la noche, mientras murmuraba que no regresaría a aquel lugar. Todos los días lo contemplaba desde una distancia prudente, pero no podía evitar que sus ojos se humedecieran.

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Pasaron muchos años y Cess se había convertido en un viejo, pero nunca logró olvidar lo sucedido, aún así quiso regresar al que fue su lugar favorito durante su juventud; lo hizo en la noche y, lo hizo con el mismo ánimo de aquellos días, tal vez en su corazón se arraigaba la esperanza de un sorpresivo encuentro.

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Cuando llegó se sentó y observó las estrellas, no parecía que algo hubiese cambiado, probablemente el mar se había tragado un poco al lugar y no más, comenzó a recordar a aquella estrella y lloró, lloró tanto que formo un pequeño charco debajo de él; siempre los recuerdos se tornan nostalgias, y la mayoría de las ocasiones, las nostalgias traen cargando a las lágrimas -se dijo a él mismo. Cuando miró hacía abajo donde se encontraba el pequeño charco, miró a Kary, sus ojos parecían nubes de un cielo nublado –no llores, las lágrimas no te permitirán ver las estrellas, le dijo Kary-. Dónde has estado, te busqué, le dijo Cess, Kary le dijo: siempre he estado contigo, te he acompañado desde que te conocí, yo nunca me olvidé de ti, hace mucho tiempo que no vienes a éste lugar y creí que me habías olvidado, yo nunca lo haré, a donde quiera que vayas ahí estaré.Kary se había convertido en una gran estrella, que alumbraba todo el universo, y desde entonces Cess se sentaba cada tarde y conversaba con ella, y nunca se volvieron a separar.