jueves, 18 de junio de 2009

Cuento

Erase una vez nosotros,
entre los hombres de un lugar cualquiera
los dedos suaves de tus pies,
el lunar que cubre tu pantorrilla,
tus palabras que a veces no comprendo,
esa mirada sutil que parece pintura abstracta,
esa arquitectura barroca de tu forma.

Y comenzamos a querernos
como se quieren un árbol y su rama,
tal vez a acostumbrarnos
como el amor y la locura;
que no saben comprenderse
pero buscan estar unidos por una costura,
aunque sea por el mínimo hilo de aire.

Y después de tanto tiempo de nosotros,
llegamos a más que querernos o acostumbrarnos,
llegamos a herirnos y curarnos uno al otro,
y aun en el fin del mundo
nos decíamos tanto...
...continuará.