sin prever que era el puente hacia el todo,
ahora nos toca sembrar y cosechar e ir de pesca,
tal vez comer una o tres veces al día,
escarbar para encontrar esperanza en tierra santa,
o yacer en campo santo agotado de la búsqueda.
La tentación que cometió tu boca,
recorrió tus tobillos
atravesó penínsulas y siglos
y las redes de los pescadores en mar
hasta llegar a crear el infinito.
Así, tomando las formas de agua y fuego
fuimos cíclicos hasta el ocaso
y la descendencia de tierra y agua
llegó para tomar su lugar en el universo.
¿Qué es lo que queda después de algo?
Nos queda la sombra de la claridad inoportuna
y nos queda la eternidad
que aun podemos complicarla
De haberlo sabido
me hubiese comido a la serpiente
para mirar la desnudez del viento que nos acariciaba.
César Palomares