lunes, 28 de julio de 2008

Las Mujeres Antiguas

Las mujeres antiguas que asemejan
una película francesa de la nueva ola,
son exquisitas como las imágenes en blanco y negro
que perduran su color sin volcarse a volátiles incesantes.

Su mística perturba lo más imperturbable
como la encrespada cola de un cerdo sabor naranja,
como el eterno olor que vierte la vida en los libros viejos
ó más inclinado a la astrofísica calorífica,
convergiendo en lo más alto,
en una zona de amores
que irritan al mismo sonido del vidrio arañado.

Su beso de réplica de temblor
ó de meteoro que extingue los montes uranos
hace una mito especial de relato semibíblico,
que comienza por la parte de adelante
y culmina por sacarme de aquí.

A cuenta de perlas falsas
me declaro su consumidor rutinario,
y a veces para siempre.


César Palomares

Si...

Si te olvidara,
si fuera a la calle más solitaria y te olvidara,
si pusiera mis rodillas en el suelo y escarbara,
si tan sólo pudiera enterrarte a paso de estrella fugaz,
si hoy te fueras de la tierra,
si hoy fueras fugitiva de la cruz,
si te convirtieras en nada,
si el océano más profundo te guardara un sitio en su regazo,
si solamente pudieras huirte con tus labios,
si…
no…
no sé…
es que…
pero…

Si sólo hoy, desaparezca aquí,
si íntimamente te mudaras de mi,
si mañana que es ayer en pretéritos perfectos,
si me invitan a dejarte tumbada en corazones,
si la cosecha no implica tu presencia,
si antes de partir tomáramos un café ó un té,
si solamente me dejarás convertido en un hombre,
si Dios no distribuyera el periódico matutino.

Si esto o lo otro,
si solamente no me olvidaras,
si tú y yo,
si hoy tú conmigo,
si mañana yo con la muerte,
todo estaría bien.


César Palomares

Contradictorio

Yo no te quiero,
pues si te profesara eso,
te besaría como lo hago
cuando vamos a los cines
y que bajo la cavidad del proyector
que provoca una visión espacial
te declarara a murmullos
la delicia de tus labios.

Si yo te amara,
no regresaría a ti
atraído por tu aroma
a mujer de barro bien mezclado,
como las ocasiones en que
mis piernas llegan a planear mis pasos.

Es que te adoro,
pero tus pies bien definidos,
tus dedos finos
como boina de lana y tal vez deshilada,
me dejan agotados los cabellos
cuando hacen el amor.

Si yo fuera por ti,
mi virginidad
que asemejaba más un pontificado eterno
no se hubiera evaporado
bajo el dominio de tu sexo.

Yo que soy tuyo
cuando no lo deseo,
pues me encantas con tu vaho
detrás de la oreja
y me pones la piel de gallo en día de siembra.

Porqué me haces todo esto,
si no me gusta tanto

como sólo estar contigo.


César Palomares

Volver

Volver para mirar los frutos de temporada
que cada temblor hace madurar con sus arrullos,
disipar a lágrima de río encausado a la vuelta del mundo,
los humores que están siempre vigentes
como Eva para la tentación de conspiración científica.
Estar al pie de un cañón de artillería pesada,
tal vez de la guerra divina entre héroes y tu demonio maquillado,
luchando por lo de siempre; un epitafio digno de leerse
y que pueda ser esculpido para recuerdo de un segundo.

Volver de rezos en las arterías,
y cauteloso de las doctrinas teatrales de tipo clásico,
cuidarse de mentiras monumentales que hierven y no se purifican,
de las escrituras manipulantes encontradas en el lado oculto de la luna,
o volver después de tres días.

Volver en tiempos de colonias
y hundir las naves malditas
que destruyen a pasó de astronauta en caminata al vacío
los hombres de razas celestiales
y sugerir la estrategia de conquista de tu alma por la mía.

Volver a las cuatro de la mañana o volver nunca
en vuelos trasatlánticos para curar heridas
que alguien te dejó encargadas y no vuelve por ellas.

Escribir de noche o de día o de cabeza o de tristezas,
Pero escribir para regresar y ser

para volver o si no a donde voy.

César Palomares

A...

A juicio de buen juez
he decido irme de la tierra,
explorar el cielo y regresar con mis ángeles guardianes
sobre la noche que cae en un ápice de soledad,
regreso pero no estaré si me buscan,
regreso, pero no es para ser el paria de la luna
que ha vuelto a la Tierra a dormir.

A catástrofe natural de una ciudad
que pacta con otras cenizas como de cigarrillo,
digo que no me siento bien conmigo,
que estoy estrechando manos con leyes que me desprecian
en días donde las hogueras de la vanidad
arden como la entrepierna de una puta ninfómana.

A pasión de brujo-poeta
hechizo mis palabras para envenenar a las mujeres,
desgarrarles sus ropas y aventajarme con ellas
en la enseñanza del amor,
para quien será mi final último

A tortura de mal verdugo,
regresaré,
ya sea moribundo ó sólo regresado
del norte de mi,
buscaré tras las gavetas divinas
una oración aun no quemada
que pida por el alma de mis cigarrillos.

A mi juicio de mal juez
prefiero establecer relaciones unipersonales con las sombras,
y de vez en cuando salir,

salir y comprar un poco de sopa.

César Palomares