jueves, 15 de enero de 2009

Mi capitana

Deja que mis sueños muevan tu barca,
que las olas de mis pensamientos
guíen en época de diluvios
tus maderas hasta la isla encantada.

La mar que parece dos leguas más vieja
ha inclinado su marea
y cubierto tus pies.

Cuando la tormenta se dirija a ti,
no tengas miedo,
la vela está hecha de papel
y el mástil es tan duro como uno de tus cabellos.

Déjala que te mueva en un vaivén desesperado
pues sabe que no puede hacerte algo.

Mi capitana de los días y las noches,
yo te espero siempre que vengas del viaje
no importa que sea día de guardar,
o que el tiempo de las cerezas haya terminado,

yo aquí de pie como deseo que sea.


César Palomares