sábado, 3 de noviembre de 2007

La creación.

Dios creo el universo y con el las estrellas y la tierra con su luna,
Y por sobra de tiempo me creó.
En el segundo día creo la noche y el día, y con estos tu cuerpo,
Te vi clara por las noches, iluminada por las estrellas,
En el día eras inconfundible como rayo de sol,
Después, al tercer día creó tu cabello olor a manzana,
Entonces lo olí y me gusto,
Para el cuarto día ya tenías ojos, unos muy lindos y me viste,
Y me dejaste rozar tu piel desnuda de terciopelo bien cuidado,
Durante el quinto día nos servimos a conocernos,
Tu eras mujer y yo hombre.
Ya para el sexto día parecía que nos habíamos visto hace infinitos ciclos,
Pues no nos separábamos de las manos y de los labios.
Entonces Dios dispuso a descansar en el séptimo día,
Y tú y yo seguíamos conociéndonos los detalles.
Dios los crea y ellos…

…ellos se aman.

César Palomares

Materia dispuesta.

Cualquier materia esta dispuesta a sentir frio hasta los huesos,
Fijarse un punto en su mirada y llegar hasta ahí,
Cualquier materia esta dispuesta a rogar,
Hasta que las palabras se terminen.

El fundamento debe llegar a los pies,
No subir más allá de las pestañas crispadas,
Mencionar tal vez lo que pasó hoy,
Si a caso pensar lo que puede pasar mañana.

Cualquier materia puede sonreír,
Reír hasta morirse de esta,
Pero no sé si la materia es perenne.

La materia nace, crece como rio en días lluviosos,
Y después desaparece, desaparece de las gotas,
De las pisadas lodosas y de ella misma.

No sé cuando, no sé si a las ocho,
No sé si es hoy o en el fin del mundo,

Pero la materia no merece.

César Palomares

Qué es de la noche.

Qué es de la noche sin nuestro beso,
Ese beso y también el otro.
No es nada, hay nada y puedes verlo
Entre la simplicidad de las alas de mariposas.

Puede ser que la noche surja de tus ojos oscuros
Y las estrellas de tus pecas marrones,
No lo sé ahora,
Pero mañana a las doce o una de la madrugada,
Me voy por tu rostro y me estampo ahí,
Y me quedo como loco de atar a la cama,
O sólo como loco de atar.

Qué es de mi sin tu presencia en mis labios,
Sin ese brillo que provoca mi sombra larga en pleno cenit,
Que es de la tierra, de la noche en México
O de un paseo en el mar de los humores.
Qué hay sin ti, pues sin mi, tú sigues.


César Palomares

Vuelves a besarme.

Me dices que no me corte el cabello,
Aunque parezca una enramada,
Y no lo hago,
Ayer me pediste que te besara,
Sabes bien que no tienes que pedirlo,
Sin embargo lo haces,
La otra vez fuimos al cine y vimos una película,
Por cierto muy mala y te gusto,
Soporte el verla sólo por estar bien contigo,
Ahora me dices que vamos mal,
Y te doy la razón,
Pero lo dices y vuelves a besarme.
Pasan los días y nada,
Después me cuentas esas quimeras pueriles,
No las creo pero te escucho sin irrupción.
Ahora me dices que debemos dejarnos
Acepto sin vehemencia,

Y vuelves a besarme.

César Palomares

Odio pedirte un beso.

Odio pedirte un beso y,
Que no percibas que muero por uno sólo de ellos,
Odio hablarte por horas,
Y que no digas palabra alguna.

Odio abrazarte apasionadamente,
Mientras te distrae tu libro favorito,
Odio caminar a tu lado,
Y que no me tomes de la mano

Odio que no me mires,
Que no toques mi rostro,
Odio que creas en dios,
Y no confíes en ti misma.

Odio que retraten tu cuerpo desnudo,
Y que a mí no dejes ni mirarte,
Odio el día en que te conocí,
Porque desde entonces te amo

Odio haberme convertido en un insensato
Y que no sepas que tu eres la razón

Odio extrañarte en las noches frías,
Tu insensible presencia calentaría mi alma,
Odio escucharte querida mía,
Cuando me llaman tus labios dulces y rojizos.

Odio que me hieras,
Ya que el dolor es profundo,
Pero más odio amarte aún,

Y que ya no estés a mi lado.

César Palomares

Amor a la vida.

Amor a la vida
¿A quién? ¿A la vida?
No entiendo, puedes ser más claro.
A-M-O-R -A- L-A V-I-D-A
A la mujer o a la vida,
Pues mi mujer es mi vida,
Tú a tus fetiches pues son tu vida,
Ese otro hombre su libro de Nietzsche
Es su amor a la vida,
Aún no entiendo a lo que te refieres,
¿Escribes?
Pues descríbemelo sin metáforas,
Voy por un café, regreso y me muestras lo que has hecho.
Que buen café americano.Amor a la vida.


César Palomares

Que cómo es.

¿Que cómo es? ¿A qué sabe?
Lo saben los que están solos,
Los que se encuentran entre el cielo y,
Son una nube veraniega.
Si le preguntas a un enamorado te dirá:
Es ella, son sus ojos,
Los labios tibios que me besan,
Sus manos suaves como roce de viento,
Si le preguntas al solitario responderá:
Es la vida,
Vaya sensatez en su respuesta,
Que cuál es la correcto,
No lo sé, estuve sólo y también me enamoré,
Cada quien sabe lo que es,

El amor

César Palomares

Comprendo.

Comprendo la sensibilidad de las flores
De esos rayos solares que queman hasta los huesos,
De las noches en vela, esperando a un hijo desmañanado,
De las horas que pasan y no cesan ni por un minuto.

Comprendo tú mirada ahora, la del otro día,
La de la noche anterior mientras caminábamos con frío en los dedos,
Con los ojos cerrados y hasta bien abiertos,
En ayuna, en días de guardar,
En los rezos del muerto de la risa.

Comprendo que hoy es domingo y quieras caminar,
Que te hace falta el aire del parque verdoso,
Que no puedes vivir sin mirar los lodazales de los patios traseros,
Te duele hasta el alma cuando no lo haces,
Y te quedas tendida como medio muerta

A disposición de las estrellas.

César Palomares

Pienso en la libertad de un circo.

Pienso en la libertad de un circo,
Entre carpas bicolores y no sé si hay mejor escondite.
Pienso en eso y después en lo otro,
Pero lo otro no sé como describirlo,
Si por los colores, olores, o simplemente alegorías.

Creo que las pisadas de un niño deberían fosilizarse,
Pues de adulto serán los recuerdos que mermen su madurez.

Me siento y veo mi derredor plagado de frutos humanos,
Muchos por aquí y hasta cerca de la sombra,
Caminan y no dan señal de cansancio,
Gritan hasta la delgadez de las cuerdas,
Corren, balbucean sus himnos, sus códigos pueriles.

Creo que mis manos, deberían cometer un crimen,
Uno simple, no quiero complicarme la existencia,
Tal vez andar sobre mis manos en la vía pública,
O ensuciármelas con la grasa de los tacos.

Sólo creo que debo descansar
En mi cama o en el pasto del patio trasero,

Pero quiero dormir hasta mañana.

César Palomares

La muerte piadosa.

Tenía alas largas,
Volaba lejos,
De nube a nube,
De montaña a montaña.

Pero desperté del sueño,
Ese sueño eterno de los arrogantes,
Pedí piedad,
A quien nunca se la había pedido,
Intente arrastrarme,
Pero aún era más fuerte mi soberbia,
Jugo de mi vida,
Mi muerte lenta,
Naturaleza inevitable.

Necesito un impulso,
El más fuerte sufrimiento,
No lo quiero de desamores,
No deseo la hostilidad de la gente,
Ellos que me importan,
Rapiñas oportunistas,
Llenos de clavos en las manos,
Sangrando y derramando todo,
Hasta la maldita vida.

Y quiero ya no vivir,
Me duele vivir,Sólo no vivir.

César Palomares