jueves, 17 de abril de 2008

La noche.

No conozco una noche vulgar
que irrite con su calor de temporada,
ni que se deforme al primer hervor.

Amo la noche estrellada que se refleja en tu rostro
y no se mueve hasta nunca,
ni cuando una catástrofe como mis besos
la hace tiritar de tristeza.

¿Por qué la noche llega con esa presencia de estrellas

como velas sopladas por una ventisca banal?
¿Por qué la noche no engaña con esa oscura apariencia?
¿Por qué la noche es oscura y a veces dura siempre?
¿Por qué la noche huele a tu presencia en tiempos sexuales?

Me encanta la noche;
grabo sus colores, olores, sabores y sonidos.
en la noche amas y el amor no te deslumbra,

la noche será siempre el escudo de los amantes.

César Palomares

Olor natural (olor particular)

Esta mañana vierte tu olor natural,
ese que expía a mis pulmones y los haces sinceros.
Tu olor particular está íntimamente guardado,
que sé yo en donde, pues bien guardado,
tal vez en mi cabello largo,
o en mi boca después de la guerra.

La mañana no es más que la extensión de la campaña nocturna,
el día D de mi sexo sobre tu “corpitorio”
y el ocaso de nuestra larga espera.

Hoy, la mañana parece otra mañana,
una atípica cuando ya vi tu sonrisa de alas extendidas
en pleno vuelo, de águila real, mariposa fingida,
o como cuando una visión entre vírgenes me vuelve un incrédulo
en tiempos contemporáneos.

Hay mañanas y hay mañana y hay pasado mañana
y hubo ayer por la mañana,
pero la mañana de hoy es la mañana de hoy.


César Palomares

Eterno resplandor.

Una mente puede rememorar acciones,
pasajes bíblicos o de un día de campo,
largarse, huirse hasta lo profundo de su bosque
y perderse entre reminiscencias de poca gracia.

Cuando se camina entre piedras de rio,
el dolor no va más allá de una o dos lágrimas,
la vida no trasciende si vas haciendo maravillas,
hay cielo sin Dios.

A veces quisiera ser trompa de elefante,
o un gran monstruo detrás de la hierba.
Mirar y escuchar el viento de las olas
que me piden les advierta la tormenta.

Vivir en el polo norte o el sur, o el polo de un imán
qué sé yo sobre donde quiero estar,
pues sólo quiero estar,
caminar, estar,
donde quiera que me indiquen las marchas forzadas,
imitando la sobria caminata entre un mar.
Forzar las actitudes de pólvora con algo,
con una cosa que desconozco y quiero que así siga
pues no hay mayor saber en probar una manzana.

Sin más hay menos,sin menos, hay nada.


César Palomares

Y aquí vienes...

Y aquí vienes como siempre,
Encantada de las uñas,
Pacificando la pureza que debería pero no es,
Controlando el fin de los montes urbanos,
Creciendo y creciendo más
Hacía no sé a qué lado de la hierba,
Pues miras para ambos con exactitud egipcia.

Hoy, la mañana del apocalipsis se torna tranquila,
Y las aves se hunden en otras aves
Para formar estelas que no brillan con cualquiera,
No son rameras míticas que busquen asesinar.

Y ahí tú de nuevo,
Intentando localizar tu punto de partida
Que no es más que una señal extraña de migajas de pan
De antiguos hombres que alimentan a las quimeras.
Es que la mañana es graciosa pues me recuerda los sueños
De aves y tus lunares conviviendo.

César Palomares

No estoy por ti.

No estoy por ti,
Estoy por las tardes nubladas y lluviosas,
Por los vientos helados que cruzan mis orejas curiosas,
Tal vez si acaso por el olor de tus ropas desorientadas.

¿Y tú?
¿Haces algo o estas para algo?
¿Miras y tu visión se desvanece apenas llegar a una hierba mala?
¿Quién es tu juez y quién interpone un amparo para salvarte?

No soy de ti ni un ápice,
Me formaron las olas resentidas con la gravedad,
Un huracán degradado a viento en un lugar cualquiera.

Lamento decirte que tus labios perdidos no dan dirección,
No son ni confiables en días de mentir.

¿Entonces que tienes?
Mujer ¿Qué tienes?


César Palomares