lunes, 2 de julio de 2007

Piérdete y piérdeme.

Vete, coge el primer vuelo al olvido,
No lleves mi sobra, ni mis labios ya vacios
Húndete ahí, ahí donde nadie quiere estar
En ese sitio donde queman a los locos y mentirosos.
Piérdete entre las piedras y pide asilo a sus residentes,
Fúndete con las sombras, allá en la oscuridad infinita,
Escóndete la voz, no dejes que tus ruidos perturben mi alma.
Disimula tu presencia como lo hace el vacio
Relega por siempre de ti, llora, manotea el aire,
Llórate un pantano y sumerge tu forma,
Tus cabellos, tus uñas, tu sexo, tú.
Olvídame de tus ojos mañana,
También hazlo en lunes y domingo y
Si se puede, olvídate de ti,
Déjame para que puedas ser.
Piérdete y piérdeme.
César Palomares

No falta algo.

Estrellas en la palma de tu mano,
Años ocultos en el baúl de cedro,
Migajas de pan esparcidas en el aire,
Milagros de un santo pagano,
Arena acumulada en el cabello,
Caminar en un lunes invernal,
Mirar el horizonte de personas,
Hojas secas en el suelo y pisoteadas
Y donde estoy yo no falta algo.
César Palomares

La espera.

Ya no huiré de las sombras,
Es cansado caminar y ver que nada pasa,
Es doloroso vestirse de amor para ti,
Y la espera se vuelve eterna,
No llega nadie a arroparme,
El viento me despoja de los muros,
Sucumbe a mis cimientos,
Parece que no llegarás,
El reloj me recuerda algo,
Por qué no debo amar.
César Palomares

La casa en la playa.

Los sentimientos salen a flote,
Y la pasión nos ve
Comiéndonos y ocultándonos,
Cada día existido.

Volamos sobre la cama,
Que los dos llenamos cada amanecer de pesadumbre,
Y que por las noches sacudimos
En las ventanas infinitas de nuestros ojos.

Pasan tormentas,
Llenas de iniquidad
Y también pasan los demonios,
Con sus aires de grandeza,
Demoliendo todo a su paso.

Nadie puede tirar esta casa
Mi hogar lleno de gracia tuya
El único refugio
Listo siempre para amarnos eternamente.
César Palomares

La belleza de tus ojos

La belleza de tus ojos,
Es igual a la de tus manos tibias,
Y tus piernas desnudas,
Quiero vivir, déjame vivir,
Quiero ser el niño de tus ojos.

Ni el más loco,
Menos aún el más sensato de los poetas,
Sabe describir su belleza,
Quémame con ellos,
Quiero morir de tus ojos,
Y después levántame con tus manos de seda,
Y con tus labios rojizos,
Sopla mis restos,
Que tu aliento me hará emerger de mis cenizas.

Cuando suceda eso,
Sé que te quedaras conmigo,
Porque es un rito,
El que me mires con tus celestiales ojos.
César Palomares

Enemistad.

Perder el afecto de alguien,
Es como bailar entre sombras,
En el centro de un salón oscuro,
Tu compañero de baile sólo sigue tus pasos,
Pero no te cuenta su vida al oído.

Es triste no tener oídos amigos,
Las comidas se tornan funerales,
Los días parecen evaporarse en el éter(en el vacío),
Y la vida es un círculo,
Interminablemente sin ángulos.

Buscas en el aire palabras,
Que den señal de alguien a quien amaste
Pero no pasa nada,
El aire es sólo aire,
Donde las gaviotas agitan su par de alas.

Perder la amistad,
Es como escuchar una sinfonía inconclusa,
Falta algo al alma,
Caminas por suelos lodosos,
Sin darte cuenta que te hacen falta los zapatos.

El corazón no resiste por mucho tiempo,
Nadie más puede decirlo mejor que yo,
Ya que bailo solo en la noche
Sobre calles húmedas descalzo.

Acércate un poco al arroyo,
Contempla el reflejo perfecto,
Observa y veras a otra persona,
Deja que se vaya,
No la sigas ya que ella hará ese trabajo.
César Palomares

Desventura.

A dónde van los que aman,
Y el desamor les entra por los huesos,
Quieren ser un mundo,
Aspiran a ser todo para alguien,
Nadie los habita,
La lluvia se ofende cuando es llamada por ellos,
No quieren rayos solares,
Quieren la oscuridad de su desventura,
Proclaman por la muerte y apenas nacieron,
Se creen heridos de muerte,
No quieren darse cuenta que se trata sólo de un golpe,
Es triste, esta tristeza con alas.
César Palomares

Aparte de mi.

A parte de mi hay una copa de vino,
Dicen los solitarios que hurgan las estrellas,
Con miradas pacificas y pensamientos oscuros.
Ensombreciendo lágrimas calladas.

Usan los dedos para contar el tiempo,
Nunca acabarán los ricos desdichados,
De este trabajo inútilmente útil,
Despreciados por siempre en el infierno.

Y vuelven a los recuerdos ocultos,
Formando imágenes alegres,
Momentos lluviosos de su mente.

Caen en sueños eternamente limitados,
Padecen de aburrimiento común,
Ya que están vivos y no tanto.
César Palomares

Caminates

Caminemos por la orilla de esta vida nuestra,
Todos quieren saltar, correr o cruzarla,
Nosotros somos diferentes,
Y no queremos terminarla rápido.

Los caminantes son los más elocuentes,
Sólo quieren vivir en paz,
Una vida ya formada,
Caen y vuelven a caer,
Pero nada les impide levantarse,
Y volver a comenzar.

Me agradan los caminantes,
Tienen tiempo de leer mucho,
Leen a Sócrates y a Nietzsche,
Y deducen quien tiene razón,
Sí el amor o la locura.

Pasan por los festines que la vida les otorga,
Probando los mil sabores de las mil copas,
No les atañe que sean amargos,
Pero prefieren sabores dulces,
Les agrada empalagarse con las mieles de la vida,
Esperando sólo comer lo suficiente,
Para no sufrir los estragos.

No los detienen los funerales,
Solamente los acompañan con un adiós y un hola,
Ante el ocaso de los hombres.

Caminando recordamos mejor las cosas,
Ya no todo es blanco en la mente,
Ya no todo es negro en los corazones,
Brillan los colores del arco iris,
Para los caminantes enamorados.

El camino les ha de poner baches,
Profundos como los abismos,
Pero aun así no los brincan,
Están enamorados de la vida,

Serán obligados a muchas cosas,
Correrán cuando la muerte los persiga,
Brincaran al que creerán su último obstáculo,
Y cruzarán los caminos sin siquiera echarles un vistazo
Pero así son los caminantes
Esperando caminar por nuevos caminos
En busca de su vida.
César Palomares

Sólo te conozco.

No te sé,
Pero me agrada el olor de tu cuerpo,
Besar tus inagotables labios,
Morder tus eternas orejas.

Aún no te sé,
Aunque sigo amando tus cabellos,
Como los de la Diosa Venus,
Largos y brillantes.

Todavía no te sé,
Y creo que no quiero saberte,
Tengo miedo a conocer tus secretos,
Y saber que escondes.

Te confesaré algo,
Parece que ya te sé,
Desde hace mucho que te sé,
Pero no quiero decírtelo,
Ya que si lo descubres huirías de mi lecho.
César Palomares