sábado, 3 de noviembre de 2007

La muerte piadosa.

Tenía alas largas,
Volaba lejos,
De nube a nube,
De montaña a montaña.

Pero desperté del sueño,
Ese sueño eterno de los arrogantes,
Pedí piedad,
A quien nunca se la había pedido,
Intente arrastrarme,
Pero aún era más fuerte mi soberbia,
Jugo de mi vida,
Mi muerte lenta,
Naturaleza inevitable.

Necesito un impulso,
El más fuerte sufrimiento,
No lo quiero de desamores,
No deseo la hostilidad de la gente,
Ellos que me importan,
Rapiñas oportunistas,
Llenos de clavos en las manos,
Sangrando y derramando todo,
Hasta la maldita vida.

Y quiero ya no vivir,
Me duele vivir,Sólo no vivir.

César Palomares