martes, 22 de mayo de 2007

Profecia.

Mañana llegará con el sol de cómplice,
Y traerá en las manos al universo,
Dueña será de tus ojos alegres,
Sentirás que la tristeza se desvanece,
Cuando ella cruce como viento,
Las ventanas de tus pupilas.
No es de fuego, tampoco de agua.
Ella mira al cielo sin buscar estrellas,
Anda sobre el aire desprendiendo sus necesidades,
Y ondea en el viento tu nombre,
Permanece atento al viento,
Esas palabras que buscas,
Esa voz que extrañas,
Esos labios rosados,
Estarán mañana,
Pero no olvides que llegó del viento,
Y el viento no permanece quieto.