lunes, 2 de julio de 2007

Caminates

Caminemos por la orilla de esta vida nuestra,
Todos quieren saltar, correr o cruzarla,
Nosotros somos diferentes,
Y no queremos terminarla rápido.

Los caminantes son los más elocuentes,
Sólo quieren vivir en paz,
Una vida ya formada,
Caen y vuelven a caer,
Pero nada les impide levantarse,
Y volver a comenzar.

Me agradan los caminantes,
Tienen tiempo de leer mucho,
Leen a Sócrates y a Nietzsche,
Y deducen quien tiene razón,
Sí el amor o la locura.

Pasan por los festines que la vida les otorga,
Probando los mil sabores de las mil copas,
No les atañe que sean amargos,
Pero prefieren sabores dulces,
Les agrada empalagarse con las mieles de la vida,
Esperando sólo comer lo suficiente,
Para no sufrir los estragos.

No los detienen los funerales,
Solamente los acompañan con un adiós y un hola,
Ante el ocaso de los hombres.

Caminando recordamos mejor las cosas,
Ya no todo es blanco en la mente,
Ya no todo es negro en los corazones,
Brillan los colores del arco iris,
Para los caminantes enamorados.

El camino les ha de poner baches,
Profundos como los abismos,
Pero aun así no los brincan,
Están enamorados de la vida,

Serán obligados a muchas cosas,
Correrán cuando la muerte los persiga,
Brincaran al que creerán su último obstáculo,
Y cruzarán los caminos sin siquiera echarles un vistazo
Pero así son los caminantes
Esperando caminar por nuevos caminos
En busca de su vida.
César Palomares