es cálido el vapor que emerge de ellos,
los amo como a una piedra,
sobre el techo de mi casa.
Y vuelvo a besar tus senos,
Los muerdo,
Y duermo sobre ellos,
Como un infante cansado.
Y vuelo a besar tus labios rosados,
Tan delgados que temo desaparezcan,
Ya que no tendría que besar
Menos aún quien te bese.
Y vuelvo para que seas mi vida,
Y seas mis noches,
La lluvia que cae sobre mi cabeza,
El amor que surge de mi corazón.
César Palomares